El Design Thinking o “Pensamiento de Diseño” es un concepto que, aunque popular, a menudo se malinterpreta. Lejos de ser un término exclusivo para creativos o desarrolladores de productos, lo veo como un enfoque basado en el sentido común, uno que nos invita a hacer algo fundamental: ponernos en los zapatos del otro antes de actuar. Me parece que adoptar esta mentalidad podría ser un valioso objetivo de recursos humanos, uno que vaya más allá de la gestión tradicional.
Este blog no pretende ser una guía, sino una colección de reflexiones sobre cómo este enfoque, centrado en las personas, tiene el potencial de transformar no solo lo que hacemos, sino, más importante aún, cómo lo hacemos.
No Hay que Ser Diseñador para Pensar como Uno
Cuando escuché por primera vez sobre Design Thinking, imaginé pizarras llenas de diagramas incomprensibles y personas enfrascadas en una jerga que no me era familiar. Sin embargo, al observar cómo se aplica, me di cuenta de que su esencia es mucho más sencilla y accesible de lo que parece.
Desde mi perspectiva, el Design Thinking es simplemente un método estructurado para resolver problemas poniendo a las personas en el centro de la ecuación. No se trata de tener un título de “diseñador”, sino de adoptar su curiosidad y su método. Se podría resumir en un proceso lógico y profundamente humano:
- Primero, entender el problema de verdad. Esto significa ir más allá de los supuestos y observar, escuchar y, sobre todo, empatizar con la persona que vive ese problema, ya sea un cliente con un producto defectuoso o un compañero de trabajo frustrado con un proceso interno.
- Luego, definir con claridad el desafío. Una vez que hemos entendido las necesidades reales, podemos enmarcar el problema de una manera que invite a buscar soluciones constructivas.
- Después, generar muchas ideas. Aquí es donde la colaboración brilla. Se trata de pensar en múltiples soluciones, desde las más obvias hasta las más audaces, sin juzgar ni descartar nada prematuramente. La cantidad precede a la calidad en esta fase.
- Más tarde, construir algo simple para probar. En lugar de invertir meses en una solución perfecta, se crea un “prototipo”, una versión simple y tangible de la idea. Puede ser un esquema, un formulario de prueba o un pequeño piloto. El objetivo no es tener éxito, sino aprender.
- Finalmente, probar y recibir comentarios. Se presenta este prototipo a las personas para las que se diseñó y se escuchan sus opiniones con atención. Esos comentarios son oro puro, porque nos dicen qué funciona, qué no y cómo podemos mejorar.
No hay nada esotérico aquí, es un ciclo de escuchar, crear y aprender lo que nos aleja de las soluciones impuestas y nos acerca a las soluciones consensuadas y efectivas.
Por Qué la Innovación Nace de la Empatía
En reuniones anuales y en folletos corporativos, leemos la frase: “nuestra gente es nuestro activo más importante”. Es una afirmación noble y, sin duda, bienintencionada. No obstante, todos hemos experimentado en algún momento procesos o políticas que parecen diseñados en un vacío, sin tener en cuenta las realidades, frustraciones y necesidades de quienes deben seguirlos.
Aquí es donde el Design Thinking revela su poder, su pilar fundamental es la empatía. Nos recuerda que la innovación genuina que aporta valor, no nace de una hoja de cálculo o de un comité directivo, sino de un entendimiento profundo de las motivaciones humanas.
El departamento de recursos humanos se encuentra en una posición privilegiada para ser el principal gestor de este “factor humano”. Su función natural le otorga una cercanía única con los empleados de todos los niveles. Implica un esfuerzo activo por comprender el “porqué” detrás de las personas, los roles, los retos, los dolores, los datos; por fomentar conversaciones honestas y por observar cómo las políticas de la empresa impactan en la vida diaria de los colaboradores.
Cuando la “Lluvia de Ideas” se Queda en Llovizna
Todos hemos participado en la clásica sesión de “lluvia de ideas”. Un líder bienintencionado nos reúne en una sala, pide que lancemos ideas y, a menudo, el resultado es predecible: las personas más extrovertidas dominan la conversación, otros temen que sus propuestas sean juzgadas como poco realistas y, al final, nos vamos con un par de ideas que no convencen a la mayoría.l enfoque del Design Thinking para la ideación en equipo es radicalmente diferente, porque no empieza con la solución, sino con una inmersión colectiva en el problema.
Empatía y Colaboración Real
La verdadera colaboración no surge de sentar a varias personas en una misma sala, sino de darles un propósito común. El proceso de Design Thinking obliga a un equipo a alinearse primero en una comprensión compartida del problema desde una perspectiva humana. Cuando todos han escuchado las mismas frustraciones y han identificado las mismas necesidades, el debate deja de ser una batalla de opiniones y se convierte en una búsqueda conjunta de la mejor solución para esa persona o grupo.
Prototipar para Aprender
Uno de los mayores frenos a la innovación es el miedo al fracaso. Nadie quiere ser el responsable de una iniciativa que consumió tiempo y recursos para luego ser descartada. El concepto de “prototipo” del Design Thinking neutraliza este miedo. Al crear versiones simples, rápidas y de bajo costo de una idea, el objetivo cambia. Ya no se trata de “lanzar un proyecto exitoso”, sino de “realizar un experimento para aprender”. Esta mentalidad libera a los equipos para que sean más audaces, ya que el costo del error es mínimo y el potencial de aprendizaje es enorme.
Un Enfoque Iterativo
A diferencia de los proyectos tradicionales con un principio y un fin definidos, el Design Thinking abraza la idea de que el camino hacia una gran solución es un ciclo. Se prueba una idea, se reciben comentarios, se mejora y se vuelve a probar. Este enfoque iterativo es mucho más realista y se parece más a cómo se resuelven los problemas en el mundo real. Permite que las soluciones evolucionen y se adapten, asegurando que el resultado final sea robusto, relevante y bien recibido.
Arquitecto de Soluciones
El rol de RRHH ha estado muy ligado a la administración de personal: nóminas, contratos, cumplimiento de normativas. Tareas, todas ellas, absolutamente esenciales. Pero el mundo ha cambiado, hoy, el mayor valor que aporta el área es el de ser un facilitador estratégico, y aquí el Design Thinking se presenta como una herramienta extraordinariamente poderosa para esta nueva misión. Imagino al departamento de recursos humanos utilizando esta metodología para:
- Rediseñar la experiencia del empleado: En lugar de simplemente implementar un proceso de onboarding, podrían investigar: ¿Qué sienten los nuevos empleados en su primera semana? ¿Qué necesitan realmente? ¿Dónde están los puntos de fricción? Y a partir de ahí, co-crear una experiencia de bienvenida que realmente funcione.
- Mediar en la solución de problemas: Cuando surgen tensiones entre departamentos, RRHH puede actuar como un facilitador neutral, guiando a los equipos a través de un proceso de Design Thinking para que ellos mismos identifiquen la raíz del conflicto y construyan una solución conjunta.
- Capacitar a los líderes: En lugar de dictar cómo deben gestionar a sus equipos, RRHH puede enseñar a los líderes los principios del Design Thinking, dándoles las herramientas para que ellos mismos puedan resolver sus desafíos de liderazgo de una manera más empática y efectiva.
La Paradoja Digital: Usando la Tecnología para Ser Más Humanos
A primera vista, puede parecer una contradicción. ¿Cómo puede la tecnología, a menudo percibida como fría e impersonal, ayudarnos a potenciar el factor humano? La clave, en mi opinión, está en ver la tecnología no como un fin en sí misma, sino como una herramienta que, bien utilizada, puede amplificar nuestras capacidades para conectar y colaborar.
Las plataformas de software modernas están evolucionando, se están convirtiendo en ecosistemas interactivos. Pensemos en las herramientas de pizarra virtual que permiten a equipos remotos idear juntos como si estuvieran en la misma sala, o en las plataformas de gestión de ideas que permiten a cualquiera proponer una mejora. La tecnología puede ser la “mesa de trabajo” digital sobre la que se desarrolla el proceso de Design Thinking, eliminando barreras geográficas y facilitando el registro y seguimiento de cada etapa.
HTIS: La Tecnología al Servicio de la Experiencia Humana
Es precisamente en este punto donde una solución de software bien diseñada, como HTIS, demuestra su valor. Un sistema de Recursos Humanos robusto e integrado puede parecer puramente administrativo, pero en realidad, su mayor beneficio es liberar el potencial humano de la empresa.
Al automatizar y simplificar las tareas rutinarias, una plataforma como HTIS le devuelve al departamento de recursos humanos su recurso más valioso: el tiempo. Tiempo que ya no se gasta en procesar formularios manualmente, sino que se puede invertir en iniciativas estratégicas como la implementación de talleres de Design Thinking.
- El Portal de Autogestión de HTIS es un claro ejemplo de empatía convertida en funcionalidad. Empodera a los empleados permitiéndoles gestionar sus propias solicitudes de vacaciones , permisos y consultar su información personal de forma autónoma, como la boleta de pago. Esto no solo mejora su experiencia al darles control, sino que también descongestiona al equipo de RRHH para que pueda enfocarse en tareas de mayor valor.
- Los módulos de Evaluación de Desempeño pueden trascender su función tradicional para convertirse en parte del ciclo de retroalimentación del Design Thinking. Con la capacidad de configurar diferentes metodologías, como evaluaciones por objetivos o feedback 360 grados, el sistema permite adaptar la conversación a las necesidades reales de desarrollo del empleado, convirtiendo la evaluación en un diálogo constructivo.
- Asimismo, la capacidad de definir la estructura corporativa y los perfiles de puesto de manera clara en el sistema, se alinea con la fase de “Definición” del Design Thinking. Permite a RRHH tener una visión precisa de la organización, identificar brechas de competencias y, a partir de ahí, idear soluciones de capacitación y desarrollo mucho más efectivas.
- Finalmente, la robusta configuración de seguridad por roles y grupos garantiza que la información sensible esté protegida y sea accesible solo para quien corresponda. Esta seguridad y confianza son la base de cualquier cultura abierta a la innovación.
A Modo de Cierre: La Innovación más Profunda es la Humana
El Design Thinking no es una disciplina técnica reservada para unos pocos elegidos. Es una forma de abordar los desafíos que pone la empatía, la colaboración y el aprendizaje continuo en primer plano.
Como tal, creo que se alinea de manera natural y poderosa con la misión evolutiva de Recursos Humanos. Quizás el objetivo de recursos humanos más importante para los próximos años no sea implementar la tecnología más disruptiva, sino adoptar una mentalidad que nos impulse a comprender genuinamente a las personas con las que trabajamos cada día. Porque la innovación más significativa, la que crea un impacto duradero, casi siempre comienza con un acto de empatía.